jueves, 19 de marzo de 2015

DEBATIRÁN MODERNIZACIÓN DE LA LEY SOBRE ACREDITACIÓN UNIVERSITARIA


Ante la presencia de la ministra de Educación, el rector de la Universidad de Panamá, Rectores y  docentes universitarios (públicos y privados), la Comisión de Educación y Cultura de la Asamblea Nacional de Diputados, prohijó el Anteproyecto de Ley 133, que reforma la Ley 30 de 2006, que rige los procesos de evaluación y acreditación de las universidades  en Panamá.
La titular del MEDUCA, Marcela de Paredes,  destacó que las modificaciones a la Ley 30 es un feliz logro para todo el sistema educativo y espera que mediante estos cambios se mejore su reglamentación actual, se aclaren algunos puntos, y se fortalezca  el proceso  de apoyar a las universidades en un mejoramiento continuo, elemento central de la iniciativa.
En su parecer, el rector Gustavo García De Paredes señaló que este documento  representa un esfuerzo entre todos los rectores,  y de MEDUCA para modificar aquellos puntos que resultaban inquietantes. A su juicio, hubo una redacción que equivale a una aplicación igualitaria, tanto en las privadas como en las públicas, hay seguridad jurídica, además de que propicia una estabilidad en la educación superior.
El presidente de la instancia parlamentaria, Juan Miguel Ríos, señaló que es un instrumento legal  producto de un año de estudio, consensuado, y que tiene como meta actualizar  las universidades del  país.
En la década del 90, una comisión formada por una representación de Consejo de Rectores y del Ministerio de Educación trabajaron en un proyecto de ley que estableciera un sistema de acreditación de la educación  superior, no como un objetivo, sino como el medio para garantizar la existencia de un sistema de educación de calidad.
Desafortunadamente, los docentes consideraron esta ley, las normas fueron malinterpretadas y sus aplicaciones irregulares que se dieron por parte de algunas autoridades de la administración anterior originaron situaciones que finalizaron con la confrontación y  que dieron lugar a las universidades a sentar posiciones públicas de rechazo por el carácter punitivo con que se desarrollaron los diferentes procesos alrededor de la acreditación universitaria.
Las universidades  estatales y particulares hicieron causa común en defensa de la acreditación universitaria, por considerar la importancia que ello representa para el desarrollo y el fortalecimiento de la calidad educativa.